domingo, 12 de agosto de 2012

Homo homini lupus




Calor, mucho calor. Se siente aquella gota de sudor que se desliza por la frente, hacia los ojos, aunque  las pestañas frenan la rapidez de ella. Aún así, ella sigue cayendo, poco a poco, hasta rozar los labios. Es un tanto salada, sabor que despierta aquel verano, al agua del mar. Pero ese recuerdo momentáneo deja de ser al notar el cuerpo arder y ver como nuestros bosques se carbonizan y ese color verde pastel tan característico de ellos, vivo,  se esfuma en cuestión de segundos. De ahí que Franz Marc, el pintor del expresionismo alemán, aparezca en nuestras mentes con su Destino de los animales. Caballos, zorros revelando dolor en medio de los árboles, arbustos. Dibujados con líneas violentas, demasiado rectas, de colores ahogados, con un destacado negro en el verde, negro en el rojo, negro en el amarillo. Todo con un tono apagado.

Estas imágenes pues,  no se alejan de lo que este verano esta ocurriendo en tierras españolas. Más de 21.000 fuegos que han devorado millones de hectáreas, familias, casas, vidas. Cómo dijo Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”. Cita no escogida al azar, sino que es reveladora de datos  tan ilustres como que el 65% de los fuegos de este año han sido en zonas protegidas y la mayoría de ellos provocados. En ellos la mano del hombre ha querido ser cruel y protagonista principal.




Huracanes, tsunamis, lluvias…. Son fenómenos naturales con una fuerza mortal imparable. Otros, como muchos de los incencidios provocados este 2012, han sido mortales, imparables, pero evitables.

Recuerdo a todas las familias afectadas

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